domingo, 26 de octubre de 2014

Felices 23, Chiqui.

"Si tenemos que contar cosas bonitas, ¿por qué no empezamos por ti?"

Querido niño prodigio, felicidades. Y perdón por no haberte regalado nada a pesar de haber tenido la oportunidad hace unos días, me cuesta ser original. Como se pudo comprobar con anterioridad en este blog, de ti solo puedo decir maravillas, por lo que voy a evitar ser repetitiva.

¿Sabes ese momento en el que miras a alguien a los ojos y te transmite seguridad? ¿Sabes ese momento en el que escuchas una canción y la voz del interprete te llega muy adentro? 

Cuando eras pequeño, me hacías feliz. Con el paso de los años, me lo haces todavía más. Y me parece realmente mágico. Tu música me ha acompañado en momentos diferentes, tu voz ha hecho que hoy tenga  recuerdos cargados de buenos momentos. Lo has conseguido. Has conseguido que miles y miles de personas, desde diferentes rincones del planeta, cerremos los ojos y volemos alto cuando nos ponemos los auriculares. Has conseguido que personas de diferentes lugares, religiones, etnias, edades y sexos hoy se den la mano porque comparten el amor hacia tu trabajo. Has escalado la montaña con tanto esfuerzo que me siento orgullosa. Me siento orgullosa de que hoy estés al otro lado del charco gracias a tu constante lucha, a tus ganas y, sobre todo, a tu talento. Porque desde pequeño tienes esa estrella, que no solo es vocal, sino personal. Tu pasión, tus sentimientos y el brillo de tus ojos también forman parte de lo artista que hoy eres.
Ahora solo me queda desearte lo que te mereces: lo mejor. Te animo a que subas cada día un escalón más, que el tamaño de la montaña es enorme y solo tú puedes decidir continuar el camino hasta la cima. Sigue mostrándote tal y como eres, sigue conservando esa parte responsable de ti que tanto me encanta y, sobre todo, vive. Vive como realmente necesitas, sin pensar en lo que digan los demás. 

Gracias por enseñarme a ver que los pequeños detalles son los más significantes. Gracias por luchar por eso que mi gente y yo necesitábamos.  Espero volver a abrazarte pronto. Mientras tanto, sigo apoyándote como el primer día. 

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